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Sàtira carnavalesca

Con espíritu carnavalesco, ofrecemos estos días a nuestros lectores estos pareados en arte mayor de mano del que fuera el más esforzado bibliotecario de cuantos tuviera la Biblioteca Episcopal de Mallorca, el Dr. D. Guillermo Ramón, presbítero porrerenc del que este año se cumplen dos siglos de su muerte (1746-1824), y a quien deseamos recordar con afecto desde aquí.

Ocupan el folio que hace 440 de un volumen de «Papeles varios», según reza el lomo de pergamino, en el que recogiera, como en tantos otros, papeles suyos y ajenos, con lecturas que le habían resultado de interés, composiciones poéticas, sermones, discursos…

La letra se explica sola. Aun así, no está de más subrayar el doble sentido que soporta la ironía de estos versos: la lloza [llosa] (llova, en algunos hablares de la isla, on també param petges), como recordarán los más viejos del lugar a los que alguna vez adiestraran ―en mi caso, sin mucho provecho― en las artes de la caza, era una suerte para coger pajarillos, que es también, en la lengua conventual, el cucharón para repartir la comida.

Dr. José Manuel Díaz Martín, tècnic bibliògraf

 

Vet aquí, doncs, la transcripció d’aquesta sàtira; al final, adjuntam la reprografia de la mateixa:

SATYRA

A un Prevere qui pasa la vida parant lloza

[Dun Prevere] Vaix â dir d’un Prevere quatre cosas,

seriament ocupat en parar llozas:

¡Oh Musa! Sopla fort â mes oreyas

perque pican mos versos com abeyas.

Valent Emperador, qui se ocupava

fins que un poquet al cos d’espay donava

allá, â posta de sol, entre duas foscas,

como un moro venut en cassá moscas,

eyá-gut, y es tan cert, que ses historias,

per una, ho contan de ses seuas glorias.

Las oscureix, pero, nostron Prevere,

que de tanta feyna es fón com a cere:

Ell se rebenta, ell se mata, ell s’extenua

de tant que vol trabayá, de tant que sua.

Galtas de pá torrat antes tenia,

are es llarc y prim com es mal dia;

de cada hora se feyna l’aniquila,

just y fét com una dona qui, quant fila,

aminva per moments s’encerregada,

y no la dexa fins que l’há acabada.

Altre temps era un homo des mes grosos,

are no té mes que se pell y els osos;

antes era de ses butzas primeras,

de se pell for fern’ are trobigueras [lligacames].

Capallanét: creumé, prenhó ab catxase,

y á se feyna no t’aficas mase.

Qu’en treus de matarte? Malhaye s’eyna!

Dona espay al cos, axo es mase feyna.

feyna de pasetjá, feyna de seure,

feyna de manjá molt, feyna de jeure,

feyna de estar perna alta tot lo dia,

y dar foment â se poltronería;

feyna d’un cayre, y altre cayre,

de viure esquena dreta y panxa al ayre,

feyna que de pixá lloch sols not dona,

ocupat sempre en viure â la poltrona.

Se feyna es se qui t’ha afluxat ses fibres,

precisante â pegar còsa en es llibres;

ella ha fet q’aplagases tal pelliza,

que ni adhuc tens forza per dir misa.

¡O Prevere! Ya es hora que reposas,

basta y sobra per feyna es pará llozas.

OCTAVA

Musa meua, ¿que tens?, ¿qu’ét desespéra?

¿De que tèms? ¿qu’ét perturba? ¿Que te atérra?

Si de fer grans elogis prens quimera,

de qui tants en mareix, es Doctor Serra,

tant mirat per devant com per derrera?

Mirél, quant graponetje per se terra,

y digués: ¿qui se ocupa en tan grans cosas

com en Serra se ocupa parant llozas?

 

 

 

 

 

Carnestoltes bibliotecàries (Carnaval bibliotecario)

Quatro fetti de salamín con layna,

una fetta de formayna

de quí, de san Benbuch,

quatro figi de quilli boni amigi

herem, alegra man, ma “cara, fin doman”.

Dopu quello, un bon rostro de vitelo

y, si la fa petit, un bon petxo de estofao,

una sopa fata â la franzesa

—no regardé la espesa

si voler ser bien traté—

¡Mang[i]am, mang[i]am!, ¡bevam, bevam!,

que en tinch de fumieira

un bon buquier de ven

que serva sempra por lo mieira,

que serva sempra…

 

Ha querido la casualidad que en estos días, a las puertas de la cuaresma, revolviendo unos manuscritos que el tiempo nos ha dejado para su catalogación, diéramos con este simpático epigrama de tono carnavalesco, cuaresmal por su intención, pentecostal por su lengua y veraniego por su menú, obra de un escribiente de notaría o notario mallorquín del siglo XVIII.

Se encuentra en un volumen de formularios en latín para uso notarial de algo más de 300 folios encuadernados en pergamino. En el lomo, Artis notarie. En la portada, “+ / In Nomine illius, cujus / potestas omnia complectitur, /hoc diuersarum litteraru[m]/ actarum formulare inci-/ pio ego, Antonius/ Majol/ ciuis Majori[ce]/ =An[n]o=/ 1738/ Deus [rúbrica] dirigat/ Amen/”. Sin embargo, en la primera página, quien pone su preciosa rúbrica notarial, presidida por una cruz, es el notario Antonio Fabra: “In quorum fidem ego Antonius Fabra/ regia auc[torita]te notarius publicus e[t] de Col/ legio nottariorum regiorum Bar[cello]na/ hic me subscribo e[t] quo utor/appono Si+gnum”. Suya parece además la letra forense del tratado.

Pero lo simpático del caso es que, cosido a este primer folio con hilo grueso de color cordobán aparece un cuadernillo titulado, en la misma caligrafía de la portada (bastarda gótica con preciosas capitales): “Coblas de dife=/ rentes Minuetes,/ tonos, / y Ayres- -/ – – –  Año  – – – / 1738/ [Al pie, tras un espacio en blanco:] Escritas de mi propria Mano yo Ant[onio]/Mayol, y siendo todo fee lo firmo de mi mano con mi Rubrica— [Va rubricado]” Los diez folios de este cuadernillo traen ripiosos glosas burlescas de tono amoroso (menos las tres composiciones iniciales, de cuatro versos de arte mayor y rima gemela) de un amante despechado y una doña de armas tomar.

No hemos comprobado si son propias, aunque no lo es (aunque así nos lo dé a entender: “C[ompues]ta. por mí, An[ton]io. Mayol, e[scribie[nte”, f. 9r) la que pone como conclusión, el romance titulado “Famosa relación que un Aman/ te Poeta compusso en alabança de las Damas para q[ue]/ qualquier Galán la represente en qualquier estrado pin/tándolas como merecen”, que circulaba impresa en Málaga y Valencia como “Pasmosa relación…” desde fecha desconocida. Al parecer, el poema surtió efecto, pues en el vuelto de su último folio dos composiciones nos dan a entender que su amada rindió el corazón. A continuación, una “Codolada” en mallorquín.

Y, finalmente, nuestro epigrama italo-mallorqui-castellano-francés, de un menú y una situación. De entrada, los antipasti: cuatro lonchas de salchichón con colmo (con laña), otra de formatge de son Benbuch (vayan ustedes a saber),  y cuatro higos de sus buenos amigos con los que despide a su amada hasta el día siguiente: “fin doman, cara”. Sin la amada, llegan los platos fuertes: empieza con un asado de ternera (arrosto di vitello), que propone continuar con un pecho (¿de cordero?) estofado si el asado dejó hambre, y una sopa francesa que me inclino a suponer bullabesa antes que sopa de cebolla, por aquello de sense mirar prim que diu en Italià.

Y tras los exaltados brindis (Comamos, comamos, bebamos, bebamos), el propósito cuaresmal: un buen vaso de vino que tiene de ahumadero (que en francés se parece a estercolero) que sirva siempre de purga lanar (la miera, que no hace falta explicar cómo rima, también en sentido, con la fumieira).

Dr. José Manuel Díaz, consultor académico